Ahora, cómo yo, estarás viendo caer la lluvia. Arañando cristales. Como yo, te escondes. Te refugias en el sonido de alguna canción que paralice tus sentidos. La mirada perdida y el tiempo que corre sin querer.
En esos momentos en los que tú y yo medimos las horas en gotas de agua tras la ventana. Tú no lo sabes. No sabes que hay alguien que se acuerda de ti a cada gota. Que se pregunta que pasará por tu cabeza en cada nota que suena.
No me importa nada ahora mismo. Me preocuparía que las gotas dejaran de caer, la música dejase de sonar y tener que volver a los relojes y al ruido incontrolable. Tener que dejar de andar por los rincones de tu mente.
Creo que así te siento más cerca. Creo que así puedo rozar tus sentidos por un momento. Puedo imaginar tu mente. Imaginarla imaginando. Esta llena de agua. Como las calles. Nos mojamos. Y no nos importa. ¿Has notado como de repente somos solo agua? Desaparecemos, nos perdemos. Y nos encontramos. Por un momento no existe nada más. Gotas y notas. Siente la lluvía. Sientete callendo como ella. Resbalando en los cristales y buscando. Buscando quién sabe qué. Como tu y como yo. Buscando una salida a algo que nos hace daño. Nos quema por dentro. Mientras vemos que se nos pasa la vida poco a poco. Y seguimos aqui parados.
Viendo lluvía arañando cristales. Cantando con la mente.
Te siento. Te entiendo.
¿Sabes? Eres algo maravilloso. Ojalá algún te des cuenta.
Tenía algo que decirte. Tenía que decirtelo.
Quiero que sepas que no debería ser todo tan borroso como tu cristal.
Existimos tu, yo y nuestro pequeño mundo infranqueable para el resto. Aunque tú no lo sepas.
