El tiempo corre en mi contra y yo solo hago trazos infinitos en el propio infinito.
El tiempo se aproxima, me miente, me acaricia.
El tiempo me va venciendo poco a poco como mariposas en la nieve.
Y yo, solo pedía la capacidad de plegarlo por un momento y guardarlo en el bolsillo de tus vaqueros.
(...)
Y así creerme que el mundo es tan bello y tan intenso como el simple y sencillo hecho de subir lijeramente las comisuras de los labios y suavemente dejar los destellos de luz aparecer en los ojos.