Bits.

Ya estaba en mi cabeza. Pero también en mi corazón. Parecía poder tocarlo, saborearlo de tan cerca... Creo que incluso lo olía. Mis cinco sentidos ya estaban puestos. Solo faltaba hacer pasar el tiempo, y dejar que el momento llegase por sí solo, mientras lo saboreaba poco a poco. Tan cerca... y a su vez, tan sumamente lejos.
Quién me lo iba a decir. Como es posible que las ilusiones se desmoronen de un segundo a otro. Y sin previo aviso. Supongo que tiene que ser así. Que nadie está ahí arriba mirando por nosotros. Que nadie nos cuida la espalda ni nos resguarda del frío. Estamos limitados a las circunstancias y a un futuro incierto, que, quién sabe a dónde nos llevará-

Desde luego a mi, hoy no me lleva a ningún sitio.

http://www.youtube.com/watch?v=9uWh-TlEQ4k&feature=endscreen

No creo que el cielo esté encima de nuestras cabezas. Ni tampoco bajo nuestros pies. Si no que, más bien creo que está tomando el camino de la izquierda… Es decir, por el que nunca nos planteamos dirigirnos porque parece tener una puerta más grande y un camino más basto. 

Cuando lo salvaje advierte, lo cerca que ando de entrar, en un mundo descomunal.

Nos dijisteis que hiciéramos el amor... y no la guerra.

Os hicimos caso,

¿Por qué entonces el amor nos hace la guerra?

Dear New Year,

Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada; caminábamos en derechura al cielo y nos extraviábamos por el camino opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere al bien como al mal, sólo es aceptable la comparación en grado superlativo.